“Acción y efecto de decaer”, es decir, de “bajar, perder alguna parte de las condiciones o propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor”. Así es como el Diccionario de la Real Academia Española, ese recurso gratuito y nunca suficientemente valorado que todos los hablantes de nuestra lengua tienen a un clic de un botón, define el concepto de «decadencia». Si esta gran obra de referencia incluye imágenes que ilustren los términos que se pretenden explicar, es muy probable que el artículo sobre esa palabra vaya acompañado de una fotografía de Kepa Arrizabalaga.
El portero español del Chelsea era considerado, hasta hace poco, uno de los mejores futbolistas del mundo en su puesto. No en vano, el equipo londinense pagó por él la cantidad más alta jamás pagada por un portero, cuando lo sacaron del Athletic Club por los 80 millones de euros de la cláusula de rescisión. En la plantilla bilbaína, de cuya cantera había salido, acababa de completar varias temporadas magníficas e incluso se le había vinculado con ese Real Madrid post-Casillas y pre-Courtois que no se sentía del todo cómodo con Keylor Navas.
La llegada del belga a Valdebebas en el verano de 2018 desencadenó los hechos e hizo que en la orilla azul del Támesis se atrevieran a desembolsar a tan millonario por su traspaso. Fue una operación arriesgada pero valió la pena quedarse con el portero con mayor potencial en España, capaz de competir por el puesto en la selección a todo un De Gea que en la Premier League es una leyenda. Sin embargo, las cosas han salido mal.
Desde que llegó a Inglaterra a los 23 años, aparte de un primer semestre más o menos digno, su carrera ha ido alternando entre actuaciones discretas y larguísimas estancias en el banquillo. Pero sobre todo, lo que ha protagonizado ha sido una serie de polémicas muy extrañas que casi dan la sensación de que él mismo ha buscado desacreditarse. El más reciente, una pelea en el último entrenamiento con su compañero Antonio Rüdiger.
Según la prensa local, los ánimos estaban tan acalorados que ambos jugadores habían un choque de empujones y había que separarlos para evitar que se fuera a más. El ambiente era algo débil tras la sorprendente derrota de este sábado en casa por 2-5 ante el West Bromwich Albion, un rival teóricamente muy inferior; lo llamativo es que ni el vasco ni el alemán disputaron un solo minuto en ese encuentro. En esta ocasión parece que fue la defensa quien inició el altercado y terminó siendo expulsado de la práctica, por lo que ya se ha disculpado.
Lo cierto es que, sea el culpable o no, si pasa algo malo en el Chelsea, Kepa se las arregla para estar casi siempre involucrado. Y ha sucedido prácticamente desde que llegó. Su primera gran pelea fue ya en febrero de 2019, con el ya famoso número del frustrado cambio en mitad de la final de la Copa de la Liga contra el Manchester City. Maurizio Sarri, el técnico en ese momento, decidió sustituirlo por Willy Caballero pocos minutos antes del final de la prórroga, con la tanda de penaltis en el horizonte, pero Arrizabalaga se negó a ceder su lugar.
La explicación dada a este extraño episodio fue que ocurrió un malentendido: El técnico pensó que el portero no podía seguir jugando por unos calambres que había sufrido poco antes, mientras que el propio Kepa consideró que estaba en condiciones de continuar. En cualquier caso, español continuó en el campo y participó en la tanda de penaltis … Que los londinenses perdieron En él, hizo una parada digna de un disparo de Leroy Sané, pero una entrada relativamente fácil de atajar del Kun Agüero también se le escapó por debajo del cuerpo. En el siguiente partido, en Liga ante el Tottenham, se fue al banquillo en lo que su jefe describió como un “mensaje para el grupo”.
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